Categoría | Concluido |
Fecha | – |
Inversión | 213.105$ |
La marsopa común es una pequeña especie de cetáceo, que habita en las aguas frías, incluyendo las islas Canarias. LPF ha apoyado la protección de esta especie que frecuente-mente cae en las redes de pesca.
Marsopa común, Mar Báltico
La marsopa común es un pequeño cetáceo que habita en las aguas frías y templadas hasta las subpolares en el hemisferio norte.
Hoy en día la amenaza más importante a la que se enfrenta este pequeño cetáceo es la captura accidental, por la redes pesqueras. Se estima que cada año alrededor de 300.000 mueren atrapados accidentalmente en artes de pesca. Además de estas amenazas, debido a la distribución de estos animales, cerca de la costa, los convierte especialmente sensible a la contaminación por químicos, el trafico marítimo, el ruido submarino y la sobrexplotación de las pesquerías, que afectan a las poblaciones de marsopas en todo el mundo.
Loro Parque Fundación a colaborado en un proyecto cuyos objetivos se centraron en la protección de las marsopas que mueren atrapadas en redes agalleras en las costas de Canadá. La investigación comparó varios métodos para hacer mas “visibles” estas finas redes al sistema de ecolocalización de las marsopas, mediante del uso de nuevos materiales para las redes como el sulfato de bario. También se buscaron métodos de estimulación de la ecolocalización en los animales, para permitirles detectar las redes con mayor antelación. Así como el desarrollo de sistemas de reducción de la captura accidental en redes evitando el uso de dispositivos que las ahuyenten o las molesten.
Aunque el primer sistema que se desarrolló mantenía a las marsopas a una distancia de seguridad de unos 100 metros de las redes equipadas con emisiones de ultrasonido, tenía ciertas desventajas, ya que podía excluirlas de la zona de pesca,
y tampoco podían establecer una conexión entre el sonido y las amenazantes redes. La máxima distancia desde la cual las marsopas pueden detectar una red como una barrera o amenaza usando su biosónar, es solamente de 2 a 4 metros.
Por otra parte, los emisores de ultrasonido son suficientemente potentes como para asustar a las marsopas, conduciéndolas hacia otras redes cercanas que no estén equipadas con emisores y, por tanto, vuelven a encontrarse en una situación de vulnerabilidad. La mejora del sistema, que ahora se está probando en marsopas salvajes del Mar Báltico, está dirigida para superar las deficiencias de los emisores de ultrasonidos artificiales; alertando a las marsopas de que hay redes, a través del uso de sonidos de alarma usados por las propias marsopas, pero generados de forma sintética. Las Alarmas Electrónicas de Marsopas (PAL) están diseñadas para permitir la
generación de llamadas de alarma con varios niveles. Las reacciones de las marsopas se están grabando acústicamente bajo el agua, y sus comportamientos de natación y emergimiento se registran utilizando un teodolito. La señal generada se considera efectiva si provoca un aumento en la actividad de ecolocalización de las marsopas, hace que los animales cambien el rumbo evitando la zona de procedencia del sonido, y reduce el tiempo que los animales pasan en las proximidades del origen de dicho sonido. Estos factores se tienen en cuenta para reducir el riesgo de enmalle.
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