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La institución ha salvado de la extinción a doce especies y ha desarrollado 276proyectos de conservación en todo el mundo, en los que se han invertido casi 28 millones de dólares.

El planeta se enfrenta a la sexta extinción masiva, una problemática que amenaza la vida de millones de animales y pone en grave riesgo el equilibrio del planeta. Según datos de la revista especializada Conservation Biology, las tasas de extinción de especies son actualmente mil veces superiores a las tasas de extinción natural. La acción humana es la principal responsable de este enorme deterioro de la naturaleza, sin embargo, también puede ser el principal actor en la lucha contra la extinción.

Por eso es importante destacar la labor de las organizaciones que son capaces de poner los conocimientos y los recursos para proteger a los animales contra esta amenaza. En este contexto, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) creó una coalición internacional de actores conservacionistas (zoos, acuarios, ong’s…) denominada movimiento Reverse The Red, con el objetivo de mejorar el estado de conservación de las más de 45.000 especies catalogadas como amenazadas de extinción por la lista roja de la UICN. Loro Parque Fundación es uno de estos actores, y el 13 de septiembre celebró su 30 aniversario.

La institución ha logrado numerosos hitos en el campo de la conservación de especies. Nada menos que doce especies de loros se salvaron de la extinción gracias a la labor de la organización. Este éxito no es casual: los 276 proyectos de conservación en todo el mundo, en los que se han invertido casi 28 millones de dólares, dan una idea de la magnitud de los esfuerzos de la Fundación por proteger la naturaleza.

Doce especies salvadas de la extinción

Este éxito es un claro ejemplo de cómo los esfuerzos de conservación ex situ desarrollados por zoológicos y acuarios ayudan a obtener el mejor conocimiento de los animales en sus hábitats naturales (in situ).
«En las instalaciones de Loro Parque Fundación contamos con la mayor reserva genética de loros del mundo. Un tesoro de biodiversidad que nos permite tener el mejor conocimiento de estos animales, lo que nos ha ayudado a desarrollar con éxito nuestros proyectos de conservación in situ», explica Christoph Kiessling, presidente de Loro Parque Fundación
Hitos tan significativos como el primer nacimiento de una cría de guacamayo de Lear de una pareja nacida y criada en las instalaciones de Loro Parque Fundación, ilustran la excelencia en el manejo de los loros por parte de los profesionales de la entidad. Estos ejemplares no sólo fueron capaces de adaptarse y sobrevivir en la caatinga brasileña, sino que además fueron capaces de reproducir polluelos, una natalidad que se da en un porcentaje muy bajo de sus poblaciones.

Siguiendo la filosofía de la Embajada Animal

En 1994, el presidente y fundador de Loro Parque, Wolfgang Kiessling, inspirado por las ideas del entonces coordinador científico de CITES en aquel entonces, Obdulio Menghi, impulsó una entidad que llevaría los esfuerzos de conservación del zoo a todos los rincones del planeta. Según Menghi, los animales que habitaban Loro Parque tenían un papel que iba más allá de ser mostrados al público. En su opinión, debían actuar como embajadores de sus congéneres en libertad, contribuyendo a su protección frente a las múltiples amenazas a las que se enfrentan en el medio natural y concienciando a la sociedad.
Los animales que viven en Loro Parque son una fuente inestimable de conocimientos. Aspectos como la mente animal se estudian en el Instituto Max Planck de Inteligencia Animal, uno de los más prestigiosos de Europa, que tiene su sede en el zoo. Aquí se han realizado importantes descubrimientos gracias a la participación de estos embajadores.
Por ejemplo, Loro Parque Fundación ha desarrollado numerosos proyectos de investigación y conservación con las orcas que viven en Loro Parque. Permiten obtener conocimientos sobre la especie que serían imposibles de conseguir con orcas salvajes. Keto, Tekoa, Morgan y Adán han contribuido a arrojar luz sobre aspectos como el consumo energético de estos cetáceos, su ecolocalización o indicadores eficaces de bienestar animal.